viernes, 19 de febrero de 2010

EFECTOS DE LOS TERREMOTOS

Los terremotos producen distintas consecuencias que afectan a los habitantes de las regiones sísmicas activas. Pueden causar muchas pérdidas de vidas al demoler estructuras como edificios, puentes y presas. También provocan deslizamientos de tierras.

ESCALAS DE INTENSIDAD
Las escalas de Mercalli y Richter se utilizan para evaluar y comparar la intensidad de los terremotos. La escala de Richter mide la energía de un temblor en su centro o foco, y la intensidad crece de forma exponencial de un número al siguiente. Es una escala logarítmica con valores medibles entre 1 y 10; hoy se considera 9,5 el límite práctico. La escala de Mercalli mide la intensidad de un temblor con gradaciones entre I y XII; es más subjetiva, puesto que la intensidad aparente de un terremoto depende de la distancia entre el centro y el observador. Varía desde I hasta XII, y describe y evalúa los terremotos más en función de las reacciones humanas y en observaciones que la escala de Richter, basada más en las matemáticas.

PREDICCIÓN DE TERREMOTOS
Los intentos de predecir cuándo y dónde se producirán los terremotos han tenido cierto éxito en los últimos años. Una de las pistas que llevan a estas predicciones son una serie de temblores de baja intensidad, llamados sacudidas precursoras, que empiezan a notarse desde antes que se produzca un terremoto. Otras pistas potenciales son la inclinación o el pandeo de las superficies de tierra y los cambios en el campo magnético terrestre, en los niveles de agua de los pozos e incluso en el comportamiento de los animales. También hay un nuevo método en estudio basado en la medida del cambio de las tensiones sobre la corteza terrestre. Basándose en estos métodos, es posible pronosticar muchos terremotos, aunque estas predicciones no sean siempre acertadas.

TERREMOTOS DEVASTADORES EN COLOMBIA
Tumaco. Este movimiento telúrico acompañado de un tsunami ocurrió el 12 de diciembre de 1979. Tuvo una intensidad de 7,9 en la escala de Richter. Dejó un saldo de 259 muertos, 798 heridos y 95 desaparecidos.
Popayán. Se registró el 31 de marzo de 1983. Tuvo una intensidad de 5,5 en la escala de Richter. Causó la muerte a 197 personas. Destruyó 15.000 casas.
Municipio de Páez. Afectó a 37 municipios de Cauca y Huila. Hubo 556 muertos, en su mayoría indígenas del pueblo nasa. 45.000 personas quedaron damnificadas. Al menos 5.276 casas destruidas y 8.341 averiadas. La intensidad fue de 6,4. Ocurrió el 6 de junio de 1994.

Eje Cafetero. Ocurrió el 25 de enero de 1999. Destruyó a Armenia y otras poblaciones del Quindió. También ocasionó daños en Pereira. Registró una intensidad de 6,2.
El saldo fue de 1.230 muertos, 5.300 heridos y 200.000 personas damnificadas. Se destruyeron 35.940 viviendas y otras 43.422 se averiaron.

TIPOS Y LOCALIZACIONES DE LOS TERREMOTOS


En la actualidad se reconocen tres clases generales de terremotos: tectónicos, volcánicos y artificiales. Los sismos de la primera de ellas son, con diferencia, los más devastadores además de que plantean dificultades especiales a los científicos que intentan predecirlos.

Los causantes últimos de los terremotos de la tectónica de placas son las tensiones creadas por los movimientos de alrededor de doce placas, mayores y menores, que forman la corteza terrestre. La mayoría de los sismos tectónicos se producen en los límites entre dichas placas, en zonas donde alguna de ellas se desliza en paralelo a otra, como ocurre en la falla de San Andrés en California y México, o es subducida (se desliza bajo otra). Los sismos de las zonas de subducción son casi la mitad de los sucesos sísmicos destructivos y liberan el 75% de la energía sísmica.

Tectónica de Placas
Según la teoría de la tectónica de placas, la corteza terrestre está compuesta al menos por una docena de placas rígidas que se mueven independientemente. Estos bloques descansan sobre una capa de roca caliente y flexible, llamada astenosfera, que fluye lentamente a modo de alquitrán caliente. Los geólogos todavía no han determinado con exactitud como interactúan estas dos capas, pero las teorías más vanguardistas afirman que el movimiento del material espeso y fundido de la astenosfera fuerza a las placas superiores a moverse, hundirse o levantarse. El concepto básico de la teoría de la tectónica de placas es simple: el calor asciende. El aire caliente asciende por encima del aire frío y las corrientes de agua caliente flotan por encima de las de agua fría; el mismo principio se aplica a las rocas calientes que están bajo la superficie terrestre: el material fundido de la astenosfera, o magma, sube hacia arriba, mientras que la materia fría y endurecida se hunde cada vez más hacia al fondo, dentro del manto; la roca que se hunde finalmente alcanza las elevadas temperaturas de la astenosfera inferior, se calienta y comienza a ascender otra vez. Este movimiento continuo y, en cierta forma circular, se denomina convección. En los bordes de la placa divergente y en las zonas calientes de la litosfera sólida, el material fundido fluye hacia la superficie, formando una nueva corteza.

Por otro lado, de las dos clases de terremotos no tectónicos, los de origen volcánico rara vez son muy grandes o destructivos. Su interés principal radica en que suelen anunciar erupciones volcánicas. Estos sismos se originan cuando la lava asciende rellenando las cámaras inferiores de un volcán. Mientras que las laderas y la cima se dilatan y se inclinan, la ruptura de las rocas en tensión puede detectarse gracias a una multitud de pequeños temblores. En la isla de Hawai, los sismógrafos pueden registrar hasta 1.000 pequeños sismos diarios antes de una erupción.

A su vez, los seres humanos pueden inducir la aparición de terremotos cuando realizan determinadas actividades, por ejemplo en el rellenado de nuevos embalses (presas), en la detonación subterránea de explosivos atómicos o en el bombeo de líquidos de las profundidades terrestres. Incluso se pueden producir temblores esporádicos debidos al colapso subterráneo de minas antiguas.

Además de lo anterior, las fallas pueden producirse dependiendo de los esfuerzos que actúan sobre un cuerpo, éste puede fallar en alguna de estas formas. Falla normal o deslizamiento, que resulta de esfuerzos de tensión; corrimiento relativo de un lado de la falla respecto al otro. Falla oblicua con desgarre, cuando los esfuerzos son compresionales. Falla de desgarre o dextro, que se produce cuando los esfuerzos son cortantes; el corrimiento se da cuando los esfuerzos son una combinación de tensión o comprensión con esfuerzos de corte, el terreno falla en forma inversa.

¿QUÉ SON LOS TERREMOTOS?

Cuando hablamos de sismo hacemos referencia a un temblor, terremoto o macrosismo, maremoto, tsunami y sismología. El primero, es un sismo pequeño generalmente local; el segundo, es un sismo grande que puede causar daños graves; el tercero, es un terremoto ocurrido bajo el fondo marino; el cuarto, es cuando se producen olas grandes causadas por terremotos o maremotos; y el último es la ciencia que estudia todo lo referente a los sismos: la fuente, que los produce (localización, orientación, tamaño, etc); las ondas elásticas que generan (modo de propagación, dispersión, amplitud), y el medio físico que atraviesa dichas ondas.

El estudio de la fuente sísmica incluye el estudio de las causas, así como el de los procesos que se presentan en ella, y es importante para elaborar modelos realistas que ayuden a la predicción de terremotos. Por su parte, el estudio de las ondas sísmicas es importante porque además de que de ellas depende el tipo de daños que causa un sismo, nos dan información acerca de lo que está ocurriendo en la fuente y del medio material que han atravesado. En su estudio se aplican técnicas de muchas otras disciplinas: física, matemáticas, geología, computación, química, entre otras.

La palabra sismo se deriva del griego “seiein”, que quiere decir mover, y el cual hace referencia a los temblores producidos en la corteza terrestre como consecuencia de la liberación repentina de energía en el interior de la Tierra. Esta energía se transmite a la superficie en forma de ondas sísmicas que se propagan en todas las direcciones.

Quienes viven en zonas de terremotos se han preguntado desde la antigüedad sobre la naturaleza de este fenómeno. Algunos filósofos de la Grecia antigua los atribuían a vientos subterráneos, mientras que otros suponían que eran fuegos en las profundidades de la Tierra. Hacia el año 130 d.C. el erudito chino Chang Heng, pensando que las ondas debían de propagarse por tierra desde el origen, dispuso una vasija de bronce para registrar el paso de estas ondas de forma que ocho bolas se balanceaban con delicadeza en las bocas de ocho dragones situados en la circunferencia de la vasija; una onda sísmica provocaría la caída de una o más de ellas.

Desde la antigüedad y aún en muchas culturas se pensaba que los terremotos eran fenómenos cuya causa se desconocía, por lo que se hacía alusión a una explicación mítica. Los filósofos de la antigua Grecia fueron los primeros en asignar causas naturales a los terremotos.

De esta y otras formas se han observado ondas sísmicas durante siglos, pero no se propusieron teorías más científicas sobre las causas de los terremotos hasta la edad moderna. Una de ellas fue formulada por el ingeniero irlandés Robert Mallet en 1859. Éste hizo el primer estudio científico sobre los terremotos, aunque propuso que la corteza podría romperse por tensión como una barra de hierro, no descartaba un origen explosivo; luego en 1870 el geólogo inglés John Milne ideó el predecesor de los actuales dispositivos de registro de terremotos, o sismógrafos (del griego, seismos, ‘agitación’). Era un péndulo con una aguja suspendido sobre una plancha de cristal ahumado; fue el primer instrumento utilizado en sismología que permitía discernir entre las ondas primarias y secundarias. El sismógrafo moderno fue inventado a principios del siglo XX por el sismólogo ruso Borís Golitzyn. Su dispositivo, dotado de un péndulo magnético suspendido entre los polos de un electroimán, inició la era moderna de la investigación sísmica. En 1906 H. Reid a raíz de un estudio que realizó sobre el terremoto de San Francisco, propuso el primer modelo mecánico de la fuente sísmica, cuyas versiones refinadas de este modelo son las actualmente investigadas. Adoptando el modelo heurístico de Reid puede decirse que los sismos ocurren cuando las rocas no soportan los esfuerzos a los que están sometidas y se rompen súbitamente, liberando energía elástica en forma de ondas sísmicas. El modelo propuesto por Reid muestra las fallas de un terreno y como éste se rompe a lo largo de un plano.

Cuando aplicamos una fuerza a un cuerpo en reposo, cada punto de éste cambia de lugar respecto al cual se encontraba originalmente (elasticidad); este cambio de posición se llama desplazamiento. Cuando ocurre un cambio de desplazamiento de cada punto del cuerpo respecto a los puntos que lo rodean, se denomina deformación; y si al dejar de aplicar la fuerza el material recobra su fuerza original, decimos que éste es elástico. Si aplicamos un esfuerzo (fuerza por unidad de área) a un material elástico, éste se deformará, de tal manera que la deformación será proporcional al esfuerzo: a mayor esfuerzo, mayor deformación; esta relación se conoce como la ley de Hooke.

Una limitación de la elasticidad de los materiales naturales es que no toda la energía usada para deformarlos se guarda como energía potencial; parte de esta se gasta en procesos “disipativos” como es el de sobreponerse a la fuerza de fricción (roce), la cual se opone al movimiento y disipa energía en forma de calor. De no existir esta disipación, las ondas sísmicas viajarían permanentemente a través de la tierra.

Las vibraciones pueden oscilar desde las que apenas son apreciables hasta las que alcanzan carácter catastrófico. En el proceso se generan 4 tipos de ondas de choque. Dos se clasifican como ondas internas —viajan por el interior de la Tierra— y las otras dos son ondas superficiales. Las ondas se diferencian además por las formas de movimiento que imprimen a la roca. Las ondas internas se subdividen en primarias y secundarias: las ondas primarias o de compresión (ondas P) hacen oscilar a las partículas desde atrás hacia adelante en la misma dirección en la que se propagan, mientras que las ondas secundarias o de cizalla (ondas S) producen vibraciones perpendiculares a su propagación. Las ondas P siempre viajan a velocidades mayores que las de las ondas S; así, cuando se produce un sismo, son las primeras que llegan y que se registran en las estaciones de investigación geofísica distribuidas por el mundo.
Los factores que inciden grandemente en la cantidad de daños que produce un terremoto son la densidad de la población, la profundidad del foco (lugar donde comenzó a temblar), el terremoto, el tipo de construcción en la zona afectada, y las condiciones locales del suelo; otros desastres colaterales como inundaciones, o incendios, la hora local de ocurrencia del terremoto, y las condiciones de tiempo.

Terremotos y ondas de choque

Los terremotos se producen cuando se libera de forma súbita la presión o tensión almacenada entre secciones de roca de la corteza, causando temblores sobre la superficie terrestre. El lugar en el que las capas de roca se desplazan y disponen unas en relación a otras se llama foco, centro efectivo del terremoto. Justo encima del foco, un segundo lugar llamado epicentro señala el punto superficial donde la sacudida es más intensa. Las ondas de choque se propagan como ondulaciones desde el foco hasta el epicentro decreciendo en intensidad. Los tipos principales de ondas sísmicas son las ondas primarias (ondas P) y las de cizalla (ondas S). Las ondas P desplazan las partículas en la misma dirección que la onda (izquierda). Son las detectadas primero porque son más rápidas que las S (derecha), que provocan vibraciones perpendiculares a la dirección de propagación.

¿Qué pasa en la Tierra cuando esta Tiembla?